Acá estamos, contando la experiencia del Cordón del Plata, exigente pero generosa.
La expectativa siempre es ambiciosa, pero las reglas de la montaña son así, están ahí, solo hay que aprender a escucharlas. La aclimatación, el mal de altura de montaña (MAM) y el clima, los temas más polémicos y de los que evidentemente, ningún "experto" tiene control absoluto.
Si algo aprendí, es que los días son más cortos, porque, como cualquier actividad física y esfuerzo, hay que darle tiempo al cuerpo para que se recupere, sobre todo si el día siguiente hacemos los mismo, o más.
El desafío no es con la montaña, es con uno mismo.
Van algunas fotos del viaje:
Transcribo unas palabras que bajaron de la montaña:
".. La montaña me enseña. Se muestra desafiante, y se que la voy a querer.
Desde que piso sus piedras, la toco, me quedo un poco en ella.
Cuanto más ansioso me pongo, más me invita a que la disfrute, que la sienta.
No hay a donde llegar tan rápido, tan solo el camino me fortalece,
solo andar me va a enseñar el camino.
Ya no quiero conquistarla, solo quiero conocerla, solo quiero conocerme.
Cada guiño que me hace habla de mi y empiezo a ser tierra, agua, aire.. "
Más cerca del cielo, un poco más cerca..
